sábado, 18 de abril de 2009

Cotidiano

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Entenderme los dedos que entrecruzan sueños
rearmando una trenza
ante el espejo que suda más que el incendio en las mejillas.

Un nuevo acabar bienvenido
y el reflejo desempañándose como mi espalda,
la miel derritiéndose en los oídos,
el rimel corriéndose en la almohada.

Ahora que me tiemblan hasta las uñas
llega la hora en la que me desnudas la mirada
y te vistes sin culpa
(y no llevas puesta justamente el alma).

Y a mi se me vence la puta
y me duele tanto la mujer…

2 comentarios:

  1. excelente ale. Tengo el capítulo 1 de esa escena.

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  2. Usted ya lo conoce. Habitación 7. Búsquelo en mi apartado en diciembre de 2008. Y antes de debilitarse por completo exijo que me haga señales de humo.

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