viernes, 27 de agosto de 2010

BREVE RELATO ROJO

Rayó su último sol, como si fuera a beberlo. Siempre le temió a la noche, aunque se vestía de negro. No hubo papel, ni justificaciones. No quería dar un porqué que jamás recibió. Cerró la puerta de la habitación y se tomó esas pastillas para dormir. Eternamente. Se selló con malbec los labios, también rojos. Se recogió el pelo como una diosa. Cambió el llanto por una mueca, vaga. Se pintó las uñas tarareando una canción que alguien dejó olvidada en la cama. Se intentó delinear los ojos pero terminó manchándose y no alcanzó siquiera a mirarse en el espejo. Usó sus dedos como crayones sobre el vidrio, también asfixiado. Ese fue su último grito. El que se suicida va al infierno. Pero ella entraría por la alfombra roja.

2 comentarios:

  1. Muy interesante el trabajo de los remates parciales en cada oración, como una acotación que nos hace volver a leer la frase.

    Y qué decir del remate final. Ese toque de glamour es buenísimo y le quita el aparente tono melodramático y vuelta a releer como una rueda enloquecida.

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  2. Gracias Hernán por tus aportes que son valiosísimos...
    Sobretodo, para evaluar el tema de los remates parciales. Cuando uno sólo escribe, con el ritmo de quien se deshace de eso que inquieta por dentro, no es conciente de tales apreciaciones.
    Y del remate final, qué decir. Fue lo primero que vomité. De ahí nació todo lo demás.

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