sábado, 11 de julio de 2009
Ya no
Ya no es de harina este abrazo.
Se nos deshace en arrugas
Se nos cae
sutil
como los párpados cansados.
Hay un Atlántico separándonos las espaldas.
La luz del día me apunta, amenazante.
Se van velando los negativos de tu voz
y ya no se si son reales estas fotos de la felicidad.
viernes, 29 de mayo de 2009
para justificar la lluvia
.
Dejar que llueva
que se destiña la nostalgia,
que se hagan confidentes los paraguas
al rozar de sus perfiles,
que el olor a pasto mojado
me rebalse el alma,
que la tierra húmeda me invite a
garabatearle huellas
y que las raíces,
frágiles
se abracen bajo la tierra.
Dejar que llueva
aunque se multipliquen las horas,
declararles la guerra con
chocolate caliente
o darle tregua con
un simple té.
Esperar el húmedo anochecer.
Detener el reloj de arena.
Jugar a la escondida con tu sombra
y dejarme vencer.
Dejar que llueva
para templarte el alma y
tener que desnudarte,
desafiar el viento con el trópico de los cuerpos
y ese frío de la lluvia,
por calor.
Dejar que las pestañas se mojen, hasta
caerse los párpados,
calcular la frecuencia de las gotas
y amarnos a su ritmo.
Dejar que llueva
que se sumen más charcos, allí
afuera
aquí
nosotros
nos estamos secando.
martes, 26 de mayo de 2009
llueve
.
Llueve.
Espero a que el olor me atraviese los poros,
me puntee la garganta.
La luz se escapa.
Amenaza con huir por las rendijas del asfalto
para llevarse consigo un mundo,
expectante.
Somos dos.
Disimulo.
Camino hasta que las rodillas me pesan y se doblan.
No quieren ser testigo de la danza con la que se presenta la completa oscuridad.
Ya no puedo levantarme
y ahora me llueve en las mejillas las ganas truncas de bailar con ella.
martes, 12 de mayo de 2009
FRÍO
Para tomar café a manotazos
Para extrañarte entre los senos
Para que me queme la garganta
el vino que no tomamos
¿Para eso se ha hecho el frío?
Y que amanezca con la noche en las pestañas
Y que las horas duelan largas
Y que los vacíos tengan más espacios
Para que amenace la asfixia del sudor
empañado
Para que el silencio
gris
tiña las siestas
Para que me perfore la piel el perfume del tabaco
Y que las plazas sufran el exilio
Y que haya en los bares sólo lugar para un alfiler
y no entren más acongojados
Que los suspiros se congelen
antes de llegar a tu cuello
Que con el hambre de sus mediodías
la angustia baile en el salón de las entrañas
Y presenciar,
mientras se congelan las ganas,
cómo se me desatan los cordones del alma
y huyen los pájaros
y se quedan los cuervos.
miércoles, 6 de mayo de 2009
tira el vaso de ginebra de la mesa de noche
el vaso vacío de whisky pero con ginebra
lo tira dormido
el vaso vacío de ginebra
de anoche
cae boca abajo y estalla
y pierde su forma y cambia de forma
despierta el que tira el vaso de la mesa de noche
no puede pisar no puede saltar de la cama
busca un papel y barre un camino
donde escapar descalzo del sitio sitiado
por granza de vidrio
trae una escoba y barre el vaso de vidrio molido
contra un rincón junto a una
cortina
apoya la escoba
se vuelve a tirar en la cama
y vuelve a dormirse
pero esta vez
no sueña
. JUAN LóPEZ
ojalá también pudiera
retratárselos
recitando poemas
recitando silencios
y a sus dedos
directores de orquesta
incitando a bailar el pecado
de la lujuria en sus musas
miércoles, 29 de abril de 2009
un hombre llorando...
Un hombre llorando
un lugar en
el mapa
donde camufló su trama
como los nudos de la garganta
y envolvió el desenlace
inventándose un sol.
Un hombre llorando
la moneda que
muestra
una nueva traición de Wendy,
las no maravillas de Alicia y un
Gepetto anestesiado por soledad
o arrabal.
No puedo desteñirle la nostalgia
ni ahondarle el invierno
ni saciarle las venas
o volverle de almendra la mirada.
No puedo
ni con una sonatina en clave de luna
cuando fume la pipa el abuelo
y el pasado indeleble, como
un precipicio,
sea sólo
un lunar.
martes, 21 de abril de 2009
Hacer cajón
Hacer cajón
y acumular vómitos que huelen
a poemas inconclusos
a cadenas engrasadas,
al repentino venir de las náuseas
de rescatar sólo unos versos prestados.
Hacer cajón
y que se quiebren las minas hasta de los lápices gordos,
que se caigan los parpados como persianas
en esas noches en las que rebullen musas,
que las sombras de la vela se agiganten
hasta taparnos la luz.
Hacer cajón
y que nos taladre el mueble
con su zumbido a olvido,
con su temblor a muerte,
con el temor de no encontrar la llave
que abra el espacio donde justamente no yace la felicidad.
Y que nos aúlle la soledad en luna llena,
y que rasguñen la madera los espíritus del block amordazado,
y que nos encuentre un nuevo otoño
con muchas hojas y ningún poema acabado.
(Sálvense las falencias…
hoy no quise hacer cajón)